Foto de Aleidy HZ
Un loquito lleva un vino en una botella de gaseosa y en la otra mano, un perro; una máscara rota gobierna en una cabeza de pelos erizados. Gira, baila y blasfema, pareciera que pudiera sostenerlo todo. Una cabeza de mono pide permiso, tiene el cuerpo de leopardo y en los pies zapatillas de running. Una rubia de bucles largos oculta la peladera de una morocha y aquella que era enrulada se esconde bajo una peluca de pelos violáceos. Hay senos de mentira, culos de mentira, penes gigantes que tiran agua. Hay carteles de protesta, hablan de las urnas, de patriarcado y opresión. Hay caras tapadas con máscaras de scream, de V de Vendetta, del hombre araña. Hay hombres arañas de todas las tallas. Los hay minas, claro que sí. Pasa una mujer en una bolsa, una bolsa con patas, un desecho que salta. Pasan los desechos revividos en trajes. Y la batucada que suena y corta y cambia y se ríen y tiran los palillos al aire. La procesión los sigue y ellos los reyes del latido de esta masa cada vez más grande. Vuela harina, alguien lanza huevos, tenemos agua y tenemos voces y tenemos cuerpos.
Hay calles que se vuelven mares, grises que se pintan para salir.
Calle arriba el círculo se cierra y un fuego gigante quema los carros, las pancartas, todo merece un final. Los cuerpos giran alrededor de la fogata obnubilados en la transformación. una macumba de humo y clavas. Todos tenemos harina y la inocencia del ataque nos deja detenidos en una edad olvidada. Esto es una guerra de pan.
Suena la fanfarria y en el baile una mano me invade. ¿Me estás robando? Me estás robando. Y se va. Se va sin que recuerde su cara. Se va diciendo que no, que no invente. Se va con esa tantas otras caras y yo me quedo detenida, cortada en mi festejo. Es ese cualquiera uno de tantos, ese el de la gorra, el que nació jodido y jode. El que a nadie importa. Quizás ni malo sea. Jodido, eternamente jodido. ¿Me estás robando? Me estás robando. Y se va. Se va sin que recuerde su cara. Hay otra guerra que baila a la par.
Un rito pagano y en este todos los ritos paganos. Carnaval de barrio, de calle, de abrazo, encuentro, danza, carnaval de todas las gentes. Sin auspicio, sin permiso, sin pausa.
Un macho busca al ladrón, lleva un vestido floreado y unas medias a rayas. Un varón que llora por no haber sido tal, por no estar para defender a la damisela en peligro. Un macho en vestido llora y el maquillaje se le cuela en la barba.
Hay quién pregunta si no habrá sido el descuido el causante del mal. Dicen que hay que mirarse, estar alerta. Estado de vigilia permanente, recordarnos controlados, nuestra policía interior. ¿Dónde tenías el bolso? ¿Cómo lo sostenías? ¿Con quién estabas? ¿En qué lugar se enamoró de tí?
Un rito pagano y en este todos los ritos. Se tienen que terminar las religiones, me decís y volvés a soltar el humo que esconde tu cuerpo de tul. Una diablita te deshace el lazo. Un torombolo triste arrastra a un perro aspiradora. Hay hombres que piden besos, cuerpos que piden baile, vidas que piden liberación.
Deja una respuesta