Poema de siesta – 02.04.18

Aprendí a vivir sin extrañar
hasta la incapacidad misma.

A sufrir cortito, un llanto manso
unos pocos suspiros…
calzarse y volver
pegar la pata al suelo,
el saco al hombro.

Me dijeron no mentir,
no temer, no extrañar.

Me llamaron Valentía
y la mirada ínflula de lince
quedó clavada más allá del daño,
lejana ya de aquella nostalgia.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Esta web funciona gracias a WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: