«y como los mendigos alimentan su mugre
así nutrimos nuestros blandos remordimientos«
Te supe noche y yo madrugada
mezcla confusa de luces extremas.
Te vi acostado cuando corría,
alcé una mano que seguiste
con el lóbulo de este a oeste.
Tu nariz pegada al cielo,
la mía, adelantada a mis pasos
me contaba lo que venía.
Te vi distinto de madrugada
cuando la noche me vestía,
y no reconociste mi llanto
ni mi risa tenías registrada.
Fuimos extraños así tan cerca,
lejos de la ilusión de aquello que era día.
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