Siempre me gustó el lenguaje de la epístola. Tengo la sensación de que cuando la palabra se pone en papel, llega antes que viaje, antes que salga de mi casa.
Estas postales son intentos de llegar al otro, de abrazarlo, de decirte todo. Tocar una postal, pegar el timbre y que del otro lado esa mano conocida toque una célula de tus intenciones.
Qué llegue, que viaje, que vuele, que dé amor.

Deja una respuesta